jueves, 6 de septiembre de 2012

Diario de un sueño - Mi primer logro

Para empezar con mi sueño de hacer ropa de ganchillo para bebé escogí hacer una mantita para la futura hija de una amiga mía. Creo que ya os comenté en una entrada anterior lo que me estaba costando la labor, que tuve que rehacer varias veces, un par de ellas de cero para que quedara bien.
Terminé la mantita hace unas semanas, pocos días antes del nacimiento de la pequeña. Quedé bastante contenta con el resultado, para ser la primera labor completa que hago creo que quedó bastante mona. No es una mantita perfecta, porque a pesar de que la primera hilera de cadenetas la hice tan floja como pude después aflojé los puntos aún más y quedaron del doble de tamaño que los primeros, dándole a la mantita una forma más ancha de un lateral que del otro. Tuve que hacer un apaño para que la diferencia de largo se notara lo menos posible, y aún así se nota un poco.
El día que fuimos a ver a la feliz mamá al hospital le llevé la mantita y todos me dijeron que era muy bonita, y que no importaba la forma "cónica" porque así se podía arropar bien al bebé dejando la parte más corta para los pies y la más larga para el cuerpo.
Espero de todo corazón que le sirva y le dé calor a la pequeña cuando caiga el invierno. Aquí podéis ver cómo quedó mi primera labor para bebé:





lunes, 3 de septiembre de 2012

Diario de un sueño - La base del aprendizaje



1 - Ganchillo

Lo tenía todo. La lana, el diseño, los puntos del patrón aprendidos y unas ganas tremendas de empezar. ¿Habéis leído "Como agua para chocolate", de Laura Esquivel? Lo leí hace muchos años, y recuerdo cómo Tita, su protagonista, era capaz de transmitir sus sentimientos mediante su cocina. Si Tita cocinaba enfadada, los que comían su comida terminaban enfadados, si cocinaba amorosa transmitía el deseo de amor a sus comensales. Podréis pensar que es una obra de ficción, y lo es. Pero, a la vez, no lo es, pues las cosas hechas con cuidado y con amor siempre tienen una distinción especial.
Así que me puse manos a la obra con todo el cuidado y el cariño de mi corazón para que la mantita quedara suave, blandita y con todos los puntos en su sitio. 
El primer obstáculo vino con la lana. Escogí una aguja demasiado pequeña y la lana que compré era poco compacta, dando el resultado de que se me enganchaba por todas partes, era difícil de trabajar y me salían hilos sueltos por todas partes, con lo que la labor se hacía fea y muy trabajosa. Después de mucho pensarlo deshice la labor y empecé con una aguja más grande. Fue una buena solución, la lana es más manejable, aunque tengo que andar con cuidado con no dejar hilos sueltos.
El segundo obstáculo es tener cuidado con la labor. Es la primera mantita que hago y mi inexperiencia me hace cometer fallos. No han sido muchos, pero he tenido que deshacer y rehacer varias veces, un par desde cero, porque de lo contrario iba a quedar mal la labor.


2 - Punto

Como os conté, también estoy aprendiendo punto. Al contrario de lo que me vienen diciendo todas las amigas de mi suegra, no me está resultando ni muy fácil, ni facilísimo, ni chupado. Me cuesta coger las agujas y en todo este tiempo sólo he sido capaz de aprender un sólo punto, avanzar se me resiste y ellas no tienen paciencia para enseñarme, sólo siguen repitiendo que es lo más fácil del mundo mientras yo sigo intentándolo y me desespero al no ser capaz de entender algo que supuestamente es tan sencillo.




3 - Moraleja: la base del autoaprendizaje

Teniendo que reempezar varias veces con el ganchillo y estando atrancada con el punto, mis ganas y mis ánimos se debilitaron. Lo que tiene el autoaprendizaje es que si tú mismo no corriges tus errores, nadie lo hará. En mi caso no hay paciencia para enseñarme una y otra vez, así que estoy en las mismas.
El error es algo común cuando aprendemos, hacer, fallar, errar de nuevo, buscar dónde está lo que no va bien y volver a empezar. Es normal que nos sintamos mal cuando nos quedamos en punto muerto, cuando fallamos más que avanzamos, cuando tenemos que repetir desde el principio algo que no ha salido como debería. Debemos superar el bajón, si es necesario darnos un tiempo para que el malestar desaparezca, y volver a la carga con ganas.

La base del aprendizaje, sobretodo del autoaprendizaje, es ¡no rendirse nunca!


Nadie dijo que aprender fuera fácil, pero he decidido hacerlo y voy a lograrlo. Así que, con ánimos y fuerza, mi sueño sigue adelante. La labor empezará de cero, pero no mis conocimientos, pues siempre se aprende de los errores.

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